Hace sol pero por dentro todo sigue nublado.
Me abraza y no respeta. Se agacha y me atraviesa.
Vuelve. Vuelve por aquí a mi mente. De vez en cuando, tal vez, pero si vuelve sigue haciendo daño.
Me dijeron que nadie podía sentirlo tanto como yo. No puede ser. Y me lo sigo repitiendo constantemente.
Me adentro en el mar. Las olas me llevan a rastras con su vaivén sin cesar. Está frío este agua del mes de enero.
Rememoro el invierno, tan dulce debió pasar.
Y ahora, en pleno mes de julio que comienza, la gente me rodea, me salpica con el agua, me llena de arena. Y sin embargo, yo sigo vacía.
Intento no volver atrás. Agarro mi cabeza e intento que no gire, que no mire a lo anterior, pues nunca volverá.
Y yo, ¿regresare?
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