Quizás he sido yo, por pensar en lo impensable, por romper un pacto o sellarlo con el diablo.
Lloran tanto, hacen amagos de hundirse en la espesura de la niebla.
No fui yo. O tal vez sí. Por recibir algo que no merecía.
El pasado que me atormenta, que me persigue, que me araña como si de una zarpa se tratara. Quiere encandilarme, pero esta vez no lo conseguirá.
Lucho contra el pasado que es algo que ya no es mío.
Afuera sigue lloviendo. Ya ha anochecido.
Todo estaba tan perfecto, rondaba la tranquilidad, la inocencia desde hacía tiempo. Sin embargo, un rayo lo partió en dos por unos minutos, o quizás horas. Me volví tan loca que ya casi a penas lo recuerdo.
¿Por qué tuvo que volver? Darse de bruces contra la casualidad, contra la monotonía y destrozar mi sosiego.
'Nunca más', me repetía hasta cien veces al día. Un jamás que se volvía a mi cabeza con frecuencia. El olvido es pasado. Y eso quería yo creer.
Sin embargo no me dí cuenta de que ese olvido al que yo, a veces, tanto temía, se convertía en mi enemigo más fuerte, al más difícil de vencer.
Y la pregunta que durante tantas noches me sigo haciendo es: '¿Y hasta cuándo?'
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