De repente no entendía nada. Ni tan siquiera estaba segura de saberlo. Era algo que tenía que venir desde mi propia imaginación y viajar hasta el infinito.
El mar estaba en calma, la noche era estrellada pero nadie podía ver lo que mis ojos ya conocían.
Me asustaba de mi misma, corría hacia la lentitud de la noche que caía con el día tronchando una amarga sonrisa.
Mi mundo era pequeño, mi corazón llamaba a la esperanza pero nadie entendía lo que en mi cabeza pasaba.
¿Dónde vas? ¿Hacia dónde corres? ¿Cuál es tu misión si nunca buscas un objetivo? Vivir sin miedo, viajar luchando, no temer al fin que corre por el firmamento.
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