¿Qué se le dice a la persona de la que estás enamorada en una despedida? ¿Cómo te despides sabiendo que ese adiós indica un ‘’hasta siempre’’?
Aún no lo he asimilado y, sin embargo, ya sé todo a lo que eso conlleva. Conlleva a tener que seguir mi camino con tantas piedras en cada paso, a que la cuesta arriba sea muy empinada, a que cada anochecer no sea esperando un ‘’¿Qué tal?’’, a que se te corte la respiración sabiendo que algún día llegará.
El tener y querer, sin embargo es no tener aun queriendo como al que más.
Mis días son tuyos, mis noches, eternas. Te echo de menos y, en cambio, ya no es lo mismo. Cuatro meses sin apenas acariciar una sonrisa, sin ver su imagen, su figura, sin oler su perfume.
Cuatro meses, que sin embargo, se vierten en cuatro días para volverle a ver. ¿Y era esto lo que queríamos? ¿No íbamos a dejar de vernos? El futuro, el destino y la casualidad, todos en uno, nos retan a que volvamos a ser uno, si no ¿de qué sirve seguir así?
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