Haciendo un uso continuo, irrelevante de la vaga forma de vivir.
Arriesgué. Perdí. No lo intenté. No lo llegué a alcanzar.
Tirité de frío, mis magulladuras eran de gigantes.
Y fui débil. Me debilité y no lo supe ver.
¡Hay que ver cómo, creyendo hacer lo correcto, lo necios que podemos llegar a resultar!
Y ahora, que vivo en un sin vivir, debatiéndome entre preguntas sin respuesta alguna me limito a responderme la razón del error.
Cuantioso ha sido el resultado. Grandes los errores.
Fuego en las venas, que arde, me quema, se oscurece y apaga. Me envenena.
Que no hay agua que echar sobre estas heridas, el dolor fue muy grande, y aún tarda en cicatrizar.
¡Cuánto tiempo perdí! ¡Cuánto tiempo malgasté!
¡Quién pudiera volver al pasado! Ir, poco a poco, agasajándole con flores, rogándole que cambie la historia, que el futuro sea sano.
Pero es desconcertante. Desconcierta el pasado, entre retazos mal hilados del ayer.
Este presente, aún consciente de las heridas de combate, se limita a coser esos jirones que cada vez que se abren causan tanto daño.
¡Qué duro es vivir entre escombros, intentando construir de nuevo, un futuro venidero aún más nuevo!
¡Qué difícil fue vivir así! Pero lo más difícil fue sobrevivir sin ti hasta que lo conseguí.
Reflejando los errores de un pasado menos claro.
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