El Empire State, glorioso, se eleva sobre los diminutos rascacielos que lo observan todo; el bullicio de los coches al pasar, la Gran Manzana rodeada de anuncios, de voces, de gente con prisa por llegar a alguna parte...
Muchos dirán que vivir en Nueva York es oír el incesante ruido proveniente de las bocinas o vivir en un mundo a contracorriente.
Para mí, sin embargo, es relajación digna de cualquier escritor. Inspiración al ver la ciudad dormida con esas luces, esos flashes que no se apagan nunca, que alguien los enciende y apaga y nunca nadie se da cuenta.
El querer ir a Central Park a correr entre su llanura y perderse, o el visitar un museo digno de una turista.
Esto es la Gran Ciudad, América. El trasiego incesante de gente que pierde los nervios, que no van a ninguna parte o no viven su propia vida.
Esto es Nueva York. Mientras unos desean desaparecer, otros viven día a día al máximo. Son los soñadores, aquellos que, sin estar en el lugar del que hablan, lo sueñan y lo viven tal y como si etsuvieran ahí.
Yo sueño, yo vivo, yo pruebo, yo lo sé.
Soy soñadora.
Esto es Nueva York, quien lo probó, lo sabe.
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