Hoy, sin embargo, estreno los 18 y no tengo esas cartas formales. Tan sólo he recibido las de mis amigos. Aquellos que no pueden celebrarlo conmigo debido a la distancia y el momento.
Reconozco que esos escritos y llamadas han sido el mejor regalo que he podido tener. No necesito que me digan lo mucho que me quieren, mientras estén ahí siempre a mi lado, pero una vez al año no está mal dejarlo por escrito.
Hoy es el día en el que te das cuenta de que aún queda mucho mundo por delante. El cerrar una etapa y abrir otra que da vértigo, pero que hace madurar. Eso es cumplir 18: no dejar nunca de crecer.
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