Dos de mayo de dos mil once.
El día en el que Obama asesinó a Bin Laden.
Miles de norteamericanos celebran hoy con júbilo la caída del poder de Osama bin Laden. El poder que nos condicionaba a todos, especialmente a las víctimas del terrorismo del grupo afgano Al-Qaeda.
Bin Laden ha muerto. Y millares de personas salen a las calles festejándolo como si de una fiesta nacional se tratara, dejando a un lado las preocupaciones, los fracasos y los trabajos.
Hoy el mundo se ha detenido, conmocionado por una noticia que llevaba años esperando.
Hoy EE.UU. se viste de gala y con una de sus mejores sonrisas aplaude a un nuevo mito llamado Barack Obama, presidente de EE.UU. y Premio Nobel de la Paz 2010.
Premio Nobel de la Paz. Parece ser que ahora entra como objetivo derrotar a grandes asesinos de la Humanidad.
El objetivo de este premio consiste en combatir a todas aquellas personas que irrumpen en la sociedad con grandes atentados, catástrofes internacionales. Consiste, aunque suene a tópico, en construir un mundo mejor, libre de conflictos.
Y para los norteamericanos, Obama lo ha conseguido.
Ha conseguido eliminar, aniquilar al autor intelectual de grandes masacres como el 11-S (en Nueva York), el 11-M (en Madrid), el 7-J (en Londres) o el último atentado en una céntrica cafetería de la capital marroquí.
Pero, contra todo pronóstico, la operación llevada a cabo para exterminar al cabecilla del grupo llevaba activa desde varios meses atrás y fue hace una semana cuando el presidente norteamericano dio la orden de capturarlo.
Aún así, volviendo a Europa, los países que conforman la OTAN no cantan victoria tan rápidamente, pues reconocen que el estado de aleta actual frente a nuevos atentados es máximo.
Con esto, conscientes de los datos, los altos dirigentes de la OTAN (que no quedan absueltos de ‘’combatir’ la violencia, pues tienen un frente abierto en la guerra libia) han informado de su decisión de no aumentar el nivel de alarma contra nuevos actos terroristas.
Y yo me pregunto: ‘’ ¿Es correcto?’’. La respuesta es evidente: ‘’No’’.
Hace menos de 24 horas una persona galardonada con el premio más importante de la paz ha conseguido exterminar, aniquilar, asesinar, matar al cerebro de numerosos atentados cometidos por Al-Qaeda en la última década.
Y resulta a la vez estúpido el motivo de esta fiesta mundial, pues estamos celebrando el asesinato de una persona, independientemente de quién haya sido.
En mi opinión, no podemos matar a otra persona sólo porque ésta, a su vez, haya matado a muchas más.
¿Qué importa el número, sino la acción?
Obama ha caído bajo, ha llegado al punto ínfimo de la moralidad y la ética.
Obama se ha comportado igual que Bin Laden, Bin Laden se ha comportado igual que Obama. Es conmutativo, el orden de los factores no altera el resultado.
Uno mata teniendo a todo un pueblo a su favor, el otro teniendo a unos pocos a su lado.
Aún así, la acción es la misma. Y resulta deplorable, mediocre que un Nobel de la Paz lleve a cabo estas acciones, ya que no es el comportamiento propio.
¿Qué pasa entonces cuando un señor mata a su esposa? No, nadie va a matarlo a él. Las leyes (más o menos justas) se encargan de matarlo psicológicamente, lo que es peor, pero siendo éste consciente (o tal vez no) del daño que ha causado.
Y tampoco es el momento de recurrir ahora a saber si Bin Laden hubiera sido consciente de las terribles heridas que no cicatrizan en la Humanidad, pero si éste siguiera vivo se hubiera hecho justicia.
Y es más, creo que una persona, aun siendo el presidente de los EE.UU. debiera habido encarcelarle aunque hubiese mostrado resistencia; pero aprisionado, viendo cómo se pudre en la cárcel sin nada que hacer es la mejor opción.
Porque, ¿qué más da que se haya asesinado al líder del grupo si van a continuar existiendo personas afines a él y su ideología?
Porque hoy será Bin Laden, pero mañana puede ser Gadafi, Mubarack o cualquiera que se oponga a la Nación unida.
Aun aniquilando a la mosca que más afecta al desarrollo, en una plaga siempre va a seguir habiendo más moscas que molesten. No se van a exterminar porque sólo una haya sido eliminada.
Y ese es el error de la Humanidad: hacer culpable sólo a una persona que pertenece a ese gran error.
Hoy Bin Laden no ha muerto ni ha sido ajusticiado. Hoy han asesinado a Bin Laden.
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