Que yo arriesgué mi vida hasta la saciedad, firmé un pacto con el diablo con tal de verte sonreír.
Y, sin embargo, esta no es la sensación que yo esperaba impaciente.
Ahora no puedo respirar, se me escapa el aire, me roza pero no entra en mis pulmones. Una soga oprime mi cuello, no puedo respirar. Aguanto, lo intento, insisto. No puedo.
Corro, no vuelo, no vuelvo. No puedo retroceder. Los errores trastocados del pasado ya forman parte de lo ilegítimo. No me arrepiento.
El buscador de Internet se niega a escribir lo que pronto se convertirá en un hecho, se niega a escribir 'sobre el amor y la distancia'.
No quiero versos, ni tan siquiera canciones que me hablen sobre aquello que marca mi sufrimiento día a día. No quiero rememorar el cruel sentimiento de melancolía.
Y es que lo siento, no puedo evitar echar la vista atrás.
No pretendo ni quiero manipular la situación ni esta sutil conversación.
Sigo en la misma página que cuando empecé, ni avanzo ni he retrocedido, mi mundo se ha parado en seco canalizando toda esa energía que fluye indistintamente sobre mí.
Y de cuando en cuando, si coincide, verte.
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