lunes, 6 de septiembre de 2010

Que se pare el mundo


De vuelta a la realidad, a la de todo el año. Durante el tiempo en el que todo se convierte en rutina. Que se calle el mundo, que no quiero ver esta ciudad. Esta ciudad donde todos los días acaban siendo iguales, donde están las personas a las que más quieres pero que no acaban de encajar aquí.

Que yo sólo quiero volver a todos los lugares recorridos este verano, o tan sólo mirarlos. Mirarlos desde una pequeña ventanita y ver todas aquellas noches en una roca al lado del mar, compartir confidencias con el alcohol y unas cuantas personas más en una playa de Salou. Seguir viajando a través del tiempo y volver a sentarme en un parque gigante donde estaban todas esas personas antes de ir a una fiesta que sería grande, muy grande, viajar por cada rincón y cada historia de Oxford. Ver aquel momento en Fréjus donde todo cambiaba, alguien te decia 'no', pero seguías manteniendo la ilusión. Revivir aquellos momentos por la ciudad donde es más relajado todo, LCoruña. Y, con el espíritu de revivir todo lo vivido en Fréjus, vivir en Valladolid una fiesta interminable...

Y todavia no logro entender mi felicidad. Viví deprisa, rápido, se escapaba, pero supe aprovecharlo, arriesgando hasta el final, y ¡qué más da si no algunas cosas no salieron bien! El 99% fue todo lo genial que yo quería.
Y es que, el que no arriesga, no gana. Lo dice una experta.

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