sábado, 26 de febrero de 2011

Primavera con una esquina rota


Lo esencial es adaptarse. Ya sé que a esta edad es difícil. Casi imposible.

Y sin embargo, después de todo, mi exilio es mío. No todos tienen un exilio propio.

Yo diría que hay que empezar a apoderarse de las calles. De las esquinas, del cielo, de los cafés, del sol, lo que es más importante, de la sombra.

Cuando uno llega a percibir que una calle no le es extranjera, sólo entonces la calle deja de mirarlo a uno como a un extraño.

Y así con todo...

-Mario Benedetti

viernes, 25 de febrero de 2011

Hoy me he reconciliado con ella.

¿Y dónde estás? ¿Dónde estás, que desde entonces no te he vuelto a encontrar?
Escucho tus pasos, sigilosos, que se desplazan suavemente hacia el salón.
Yo te sigo, pero cuando llego ya te has ido.
Aún no sé por qué has partido, dejándome a mí sola en el hastío.
Vuelve, vuelve a mí. A mi existencia, a mi ser.
Tráeme la vida, devuélveme la alegría.
Sé que no te quisiste ir, que sólo fueron unos días en los que yo no te necesitaba y bien, ahora no soy nada sin tu poesía.
Vuelve. Vuelve, te lo suplico.


No me he dado cuenta y ya has regresado a mí.
Oh, dulce inspiración de melodías.
Te he mirado a los ojos. Me has pedido perdón.
No volveremos a dejarnos nunca más.
¡Sí! Nos daremos nuestros espacios, pero mi mano no la soltarás.
Gracias por volver a mí.
Sin ti no sabría vivir.

domingo, 13 de febrero de 2011

Nº100. 18. 13021993

Durante años pensé que cumplir 18 años equivaldría a la llegada de nuevas cartas y cartas diciendo que ya era mayor de edad y podía cumplir con todas esas ventajas que te aporta el hacerte mayor.

Hoy, sin embargo, estreno los 18 y no tengo esas cartas formales. Tan sólo he recibido las de mis amigos. Aquellos que no pueden celebrarlo conmigo debido a la distancia y el momento.
Reconozco que esos escritos y llamadas han sido el mejor regalo que he podido tener. No necesito que me digan lo mucho que me quieren, mientras estén ahí siempre a mi lado, pero una vez al año no está mal dejarlo por escrito.

Hoy es el día en el que te das cuenta de que aún queda mucho mundo por delante. El cerrar una etapa y abrir otra que da vértigo, pero que hace madurar. Eso es cumplir 18: no dejar nunca de crecer.

sábado, 12 de febrero de 2011

S.Valentin

Llega San Valentín y, con ello, los regalos, las flores, los bombones y miles de promesas de amor eterno.
Parejas que se agrupan en las puertas de los cines, que se esconden en las cafeterías o que, sin querer, se adentran en los parques buscando respirarse.
Nada es suficiente para demostrar tanto amor.
Oigo la voz de un chico jurándole amor eterno a una chica mucho más joven que él.
No me puedo aventurar a pensar si será para siempre, pues en asuntos del corazón, nadie manda.
Resulta ridículo que llegue un día, una vez al año en el que los sentimientos florezcan y sean perpetuos.
Sin querer llegar a estropearlo, parejas que rompen, que se desquebrajan en mil pedazos. Tal vez por su egoísmo o egotismo. Tal vez por la furia o por la histeria.
El caso es que llegamos a un punto en el que sólo nos interesa demostrar nuestra pasión a esa persona que queremos en un día determinado del año.
Agasajándole con regalos, pretextos y promesas.

Las empresas comerciales emplean la excusa de este día del calendario para así poder beneficiarse de los enamorados dispuestos a gastarse el sueldo de un mes para complacer a su pareja.

Seguimos con la creencia de que existan determinados días del año para celebrar algo olvidándonos de que, en este caso, querer no está reñido con hacerlo todos los días del año, las 24 horas del día.

Porque, para querer, no importa ser feo o guapo, adinerado o pobre, joven o viejo. Para querer no hacen falta propósitos, solamente, sin vaticinar los hechos, estar dispuesto a hacerlo durante toda la vida.
Eso, más que un día significante, es estar enamorado.

Para querer no hace falta ser pareja. Podemos estar enamorados de nuestros padres, de nuestro animal de compañía, de la música... DE LA VIDA.
Hay tantas cosas para festejar el amar algo o a alguien, que no debería ser un día al año, sino todos.

jueves, 10 de febrero de 2011

Mar de vida.

Estruendosa precipitación de colores,

sonrisas que divagan

por los frondosos bosques.


Anhelo fragante de luz,

deseo de nada entre las flores.

Un genio se detiene frente a mí,

yo le invito a sentir.


Miel áurea del vivir,

nácar son las manos del genio Creador.

Exiguo dolor que yace

a la amnesia ya adherido.


Ya en la verde sobrefaz,

dibujado camina un tulipán.



Luz de luz,

níveo deseo del padecer hermoso.

Corre por las sendas.

¡Corre! Soledad no existe.


Y, frente a un arroyo,

cristalina agua hace palpitar.

Alambica prioridades,

elimina resabios anteriores


No quiero ver negro,

eso ya lo olvidé,

ahora quiero ver al sabio cedro

que me hace crecer.


Divagan pensamientos,

rompen las rutinas,

sonríen a la vida,

sumergen la repetición de melodías.


Ideas infinitas,

crisálidas navegantes

hacia el mar de sueños.


Sólo tú me puedes ver,

espejo que reflejas

el deseo de existir.


Progresas, invades mi jardín,

me animas a vivir

Cristalina vida hacia el norte

Ansiosa se despierta entre sombras que la acarician.
Aún es temprano, pero puede sentir el bullicio en sus arterias principales.
Coches que se mueven despacito planeando a dónde ir, y personas que, desde lo alto, son pequeños puntos que se desplazan de un lugar a otro.
Empieza a respirar, siente jadeante el eterno fervor de los primeros motores que despiertan a su paso.
Ardientes campanas que buscan su esplendor.
Rápida, afanosa. No debe decepcionar a nadie, hoy tiene planeadas más de mil visitas.
Sórdida y lejana la sueñan algunos. Pilar esencial de una gran madre.
Guía al mundo y nadie la guía a ella.
Avanza, rápido. Excéntrica. El núcleo se une a ella.
Tupidos edificios se alzan a su paso, a más kilómetros que vida ella tiene, esta joven que se ve reflejada en sus aguas.
Avanza, rápido. Encuentra el bullicio de los golpes, del olor que miles de perfumes respira.
Rápido, avanza. El garzo cielo se refleja en sus ojos.
Nadie puede contra ella. Gran gigante Nueva York.

martes, 8 de febrero de 2011

¿Quién escapa del sol abrasador?

<<Aún me hace daño rememorar los puñales que, poco a poco, iba lanzándome.

Se situaba frente a mí y, con cara de odio, me lanzaba todo lo que podía.

Recuerdo el último día, la última vez que me lanzó unas frías llaves de metal que acompañó con un gran puñetazo en mi ojo derecho. ¡Cuánto me hirió!

Cómo escupía palabras sin sentido, fuertes pero que habían perdido todo el significado para mí.

Lanzaba objetos, uno tras otro. Un día, era el mando de la televisión, otro día, el cargador de la pistola de perdigones o, incluso, esta misma.

Uno tras otro. Otro tras uno.

Y nadie lo sabía, yo tenía que guardar silencio, un secreto que día a día me mataba por dentro. No estaba bien visto en la sociedad y nadie me ayudaría.

Habían sido tantas las veces en las que había gritado que me socorrieran que ya eran innumerables, incontables…

‘’Nunca más’’, seguía gritando en mi cabeza, llorando en mi rincón detrás de la mesa.

Me dolían las extremidades, el tronco, la cabeza. Me dolía yo misma.

¿Sería verdad que yo lo había causado todo? No, estoy segura de que no.

¡Cuánto tiempo me había robado! ¡Cuántas noches encerrada en el armario deseando evitar ver su monstruosa cara!

El no poder hacer nada malo o, de lo contrario, en mi cuerpo acabaría algo pegado.

Eran tantas veces las que había visto un amanecer azul, un cielo rosa con pocas nubes en el horizonte…que, sin embargo, dentro de mí no existía, pues dentro de las cuatro ventanas que me rodeaban era todo opaco.

Una vez más, tenía miedo, tenía miedo de lo que pasaría. Ni tan siquiera lo presentía, solamente lo sabía.

Faltaban pocos días para que saliera y, yo, estaba indefensa frente al miedo, al odio, a la humillación, al dolor, al rencor.

A él, cuatro paredes ya lo defendían del mundo exterior, le daban protección, pero ¿y a mí? ¿Quién me protegía a mí? Yo no tenía a nadie, simplemente unos papeles.

Yo no estaba exenta de nada, ni tan siquiera de él. No existía la justicia, hacía mucho tiempo que había dejado de creer en ella, ya no me aportaba nada. Ahora, sólo me quedaba mirar al cielo y esperar. Esperar a la tormenta, a la pesadilla.

Y otra vez, vuelta a empezar.

Nunca nada cambiaría. >>

María. Un testimonio como el de otras tantas mujeres a las que nadie protege cuando son agredidas en manos de su pareja, hermano, padre… quien sea.

Porque a nadie le importa quien sea, al final, las Autoridades sólo hacen objeciones cuando trasciende a los medios o, lamentablemente, abarca un fatal desenlace.

¿Quién les da la mano cuando se encuentran solas frente al peligro? ¿Quién les dice que la pesadilla que un día empezó, algún día terminará? ¿Quién se lo dice? Nadie.

La sociedad no actúa.

Dos días después de que el agresor comenzara a disfrutar de la libertad, María murió asesinada en su casa de Barcelona con un tiro en la sien.

Murió sola, sin saber lo que era poder vivir sin ninguna clase de miedo y libertad, como de la que, el ahora asesino, pudo disfrutar al respirar el aire de la sociedad.

Son mujeres, indefensas, que a menudo nadie puede ayudarlas porque nadie lo sabe.

¿Y quién las salva a ellas?

lunes, 7 de febrero de 2011

Dí que he sido, que he existido.

A veces niego la existencia.
Juro haber sido. Juro haber querido, pero ni tan siquiera existo.
Fui, y con eso basta.
Ver el alrededor, las líneas que se dibujan tras de mí.
Negar haber jurado, haber amado.
Rechazar el propio halo que acepta una vida.
Pasar, sin nadie al lado que mire, que incite a una sonrisa.
Pasear sin haber tenido, siquiera, una oportunidad.
La oportunidad de haber debido, haber soñado.
Creer que todo en un infierno cabe, que ya no existe el Cielo.
Dudar de haber sentido, haber dudado del poder y no querer.
Beber trago a trago la vida y que, aún así, parezca poco.
Arremolinarse. Arrebatar el destino.
Todo lo que pude haber sido y no fui.

domingo, 6 de febrero de 2011


Tú me haces sentir que nada termina en las noches escondidas cuando hacemos el amor.
Ya no sé si todos los días son suficientes para mi. Y es que estoy tan enamorada que otra vida vivía por ti.
Soy tu muñeca de cristal cuando me acaricias y no me importa sentir más si son tus labios.
No sabía que se puede querer tanto, mucho menos de los besos que me das.
Sólo tú, me das más de todo lo que puedo imaginar. Sólo tú, me haces dar los besos que no pueden terminar.

Sólo tú. Porque llenas los minutos con segundos de eternidad.

sábado, 5 de febrero de 2011

Si pienso que te pierdo todo se derrumba

Estoy desnudo ante el agua inmóvil. He dejado mi ropa en el
silencio de las últimas ramas.

Esto era el destino:

llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.

-A. Gamoneda

viernes, 4 de febrero de 2011

me encanta(S)

Buenas noches, mucho gusto, eras una chica más. Después de cinco minutos ya eras alguien especial.
Sin hablarme, sin tocarme algo dentro se encendió. En tus ojos se hacía tarde y me olvidaba del reloj.
Estos días a tu lado me enseñaron que en verdad no hay tiempo determinado para comenzar a amar.
Siento algo tan profundo que no tiene explicación. No hay razón ni lógica en mi corazón.
Buenas noches, mucho gusto, ya no existe nadie más. Después de este tiempo juntos no puedo volver atrás.
Tú me hablaste me tocaste y te volviste mi ilusión. Quiero que seas dueña de mi corazón.

Entra en mis horas, sálvame ahora. Abre tus brazos fuerte y déjame entrar.
Entra en mi vida, te abro la puerta. Sé que en tus brazos ya no habrá noches desiertas.
Entra en mi vida, yo te lo ruego. Te comencé por extrañar pero empecé a necesitarte luego.