domingo, 30 de enero de 2011

Luchar contra lo efímero

Hoy, mientras estaba cediendo mi tiempo a la felicidad, he encontrado una foto.
No una foto cualquiera, sino una foto que estaba borrada, entera negra y con las caras empañadas.
Casualmente, he pensado en el futuro. ¿Esto es lo que va a pasar dentro de unos años, que cada pequeño recuerdo, momento que prometimos no olvidar se acabe esfumando con el tiempo?
Era una imagen empañada de negro, con esos momentos que hacen la eternidad y, aún así, se veían las sonrisas, esas que decían que en ese mismo momento, todo era idílico.
Quizás el tiempo nos ayude a olvidar lo que no queremos o, tal vez, nos robe nuestros pequeños pedazos de felicidad y los encierre en un baúl bajo llave... Quién sabe.
El tiempo es el que decide por nosotros. Nosotros no podemos decidir por él, ni rogarle, aún sufriendo, que se detenga o retrocede.
No podemos luchar contra el reloj de lo efímero.

sábado, 29 de enero de 2011

Tocar el cielo con las manos y que aún así parezca poco.

¿Alguna vez has sentido que lo único que quieres y que necesitas está delante de ti? Alcanzar de pleno la felicidad. Que casi se te escapen las lágrimas de lo feliz que eres y desear que, al besarle, se pare el tiempo. Que se te escapen los minutos abrazándole y sonreír con esos nervios que delatan.

Él me pregunta: '¿Eres feliz ?' A lo que sólo te puedo contestar con una sonrisa. Sí, lo soy. No te imaginas cuánto.

viernes, 28 de enero de 2011

Increíble.

PRENDIMIENTO DE ANTOÑITO EL CAMBORIO EN EL CAMINO DE SEVILLA

Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo.

*

El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.

Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,
ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.

A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro.



-F.García Lorca.

miércoles, 26 de enero de 2011

Mis circunstancias y yo

Mañana fría de un mes que comienza el año.
Distraído cae el cielo encima.
El viento ya no trae sosiego al alma que, escrupulosa, busca cada detalle.
Rencor que alimenta mis entrañas, odio que me engaña.
Tardes que, con el sol, se marchan apagadas. Tardes crepusculares que se encierran y me atormentan.
Dolor de saber que nada volverá a ser lo mismo, que el pasado se marchó y pesado llora el duelo.
Por fuera todo es blanco, por dentro el sentimiento me delata.
Intercambiar situaciones y recuerdos como si de cromos se tratara.

lunes, 24 de enero de 2011

Divagaciones

El primer amor dura toda la vida. O eso dicen.
Con conocimiento de causa, yo creo que no es así.
En la vida uno puede tener muchos amores, muchas personas a las que haber querido pero, sin embargo, ninguna puede llegar a ser el amor de su vida.
No creo como tal que existan amores durante toda una vida.
Antiguamente, tal vez, convivir con una persona durante más de sesenta años suponía el derecho (y a la vez, deber) de estar enamorado.
Ahora los tiempos han cambiado, pero no el amor. Ahora somos más libres para poder hacer lo que queremos. Es normal estar con varias personas antes de vivir para siempre junto a alguien. Pero nos olvidamos de lo que realmente hay detrás.
Olvidamos pensar qué pasa, si un día se acaba y nos alejamos de ese amor con el que uno ha convivido y soñado toda la vida.
Si empezamos a mirar fotos y a recordar, vemos cómo a cada persona, cada cual más guapa, hemos querido pensando cada vez que esa sería la vez definitiva.
Esa persona con la que compartimos tantas tardes sentadas frente a un café, o recorriendo la ciudad o, incluso, esos días sin palabras que, sin decir nada, lo dices todo.
Son esas personas con las que hemos compartido una época de nuestras vidas y nos han parecido el amor definitivo.
Pues bien, yo así lo opino. Cada persona con la que estamos, con la que creemos que, por fin, hemos podido encontrar el amor verdadero, en realidad, lo es.
La razón es muy sencilla. Se trata del tiempo que pasamos con ella.
Ese tiempo que, sin duda, no regresará y esa persona que ha estado ahí nadie la podrá reemplazar.
Ese es el verdadero amor, el que comparte con nosotros una etapa de tu vida. Sin importar cuál.

sábado, 22 de enero de 2011

Nunca más.

Estaba bailando, y me lo pasaba bien. Salí un momento a la calle inmersa en mis pensamientos. Sólo necesitaba un poco aire. Y le vi. Veintidós días sin verle, veintidós días de no estar con él, veintidós días maravillosos.
No le saludé, le miré, le sonreí y me fui.
Pasaron los minutos y volví a salir, esta vez él ocupaba mi camino, fue inútil esquivarlo. Me tropecé con él y le saludé, de mi boca salió un '¿qué tal?' y un 'hace bastante que no nos vemos', a lo que él respondió con un 'bastante'. Le dediqué otra sonrisa, pero ya no era una sonrisa queriendo decir lo mucho que estaba enamorada de él o por placer, era una sonrisa por conveniencia, o por deber.
Me marché fuera de aquel bar y no volví a pensar en él más que cuando tropezaba con su rostro, impasible.
Bailé hasta que mi cuerpo no me dejaba más, y lo único que me interesaba era que él me viera feliz sin él y su presencia.
Esa era la persona de la que había estado enamorada durante los últimos seis años, a la que más había querido. Pero basta ya, no quería volver a tener nada con él que no fueran palabras más, palabras menos.
Al fin y al cabo, él había sido el hombre de mi vida. Y yo no le necesitaba. Nunca más.

jueves, 20 de enero de 2011

Errores diversos de un pasado no tan lejano

Cuántos errores trastocados quedaron en el pasado.
Haciendo un uso continuo, irrelevante de la vaga forma de vivir.
Arriesgué. Perdí. No lo intenté. No lo llegué a alcanzar.
Tirité de frío, mis magulladuras eran de gigantes.
Y fui débil. Me debilité y no lo supe ver.
¡Hay que ver cómo, creyendo hacer lo correcto, lo necios que podemos llegar a resultar!
Y ahora, que vivo en un sin vivir, debatiéndome entre preguntas sin respuesta alguna me limito a responderme la razón del error.
Cuantioso ha sido el resultado. Grandes los errores.
Fuego en las venas, que arde, me quema, se oscurece y apaga. Me envenena.
Que no hay agua que echar sobre estas heridas, el dolor fue muy grande, y aún tarda en cicatrizar.
¡Cuánto tiempo perdí! ¡Cuánto tiempo malgasté!
¡Quién pudiera volver al pasado! Ir, poco a poco, agasajándole con flores, rogándole que cambie la historia, que el futuro sea sano.
Pero es desconcertante. Desconcierta el pasado, entre retazos mal hilados del ayer.
Este presente, aún consciente de las heridas de combate, se limita a coser esos jirones que cada vez que se abren causan tanto daño.
¡Qué duro es vivir entre escombros, intentando construir de nuevo, un futuro venidero aún más nuevo!
¡Qué difícil fue vivir así! Pero lo más difícil fue sobrevivir sin ti hasta que lo conseguí.

Reflejando los errores de un pasado menos claro.

Sigue saliendo el sol

Estas semanas sin verte me parecieron años. Tanto te quise besar que me duelen los labios.
Mira que el miedo nos hizo cometer estupideces. Nos dejó sordos y ciegos tantas veces.
Te lloré hasta el extremo de lo que era posible cuando creía que era invencible.
No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante. Y lo mejor siempre espera adelante.

Y un día después de la tormenta, cuando menos piensas sale el sol. De tanto sumar pierdes la cuenta porque uno y uno no siempre son dos.

Cuando menos piensas sale el sol.




sábado, 15 de enero de 2011

Tocar tu pelo es como estar en el cielo

Su mirada se clavaba en mí. Fija pero intensa. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando me habló. Y unas palabras encadenaron a otras.
Cualquiera que estuviese a mi alrededor podía percibirlo. En aquel momento, era la persona más feliz del mundo.
No importa el alcohol que me acompañaba y seguía mis pasos, rozándome.
La noche nos envolvió con su manto. Nos llevo a pasear entre coches y personas. Nos llevó a contarnos miles de historias. A querer que el tiempo no pasase, que se pare.
Y los rayos de luna inundaban nuestras pupilas. Nos íbamos haciendo grandes.
Un tímido beso llegó. Era esperado, perfecto, suave.
Me fui acostumbrando al roce de sus labios, a su respiración. A tenerle cerca. A poder tocar el cielo con los dedos.
Los minutos iban pasando pero él se hacía mío. Las ganas y la complicidad. Todas aquellas situaciones que llevaron a encontrarse a dos personas iguales.
¿Y qué pasa si le pierdo? ¿Qué pasa si le olvido? ¿Qué pasa si todo ha sido un sueño?
Los sueños duran poco y, al fin y al cabo, sueños son. Presiento. Espero que el continuo avance siga, despacito, poco a poco.
Tampoco espero despertarme.
Yo, si quieres, te puedo seguir enseñando cómo soy. Sólo si tú me dejas..

viernes, 14 de enero de 2011

La luna no está sola. Me tiene a mí.

¡Qué importantes son algunos días en nuestra vida! Esos días en los que, de repente, pierdes todo o ganas. Ganas. De pleno. Tiras y aciertas. No te escapas, sigues de frente y, poco a poco, ves el brillo del sol lucir. Aunque no esté, aunque no exista, ese brillo lo crea tu imaginación.
Imaginación, 1dulce locura! Con ella lo ganas todo y pierdes.. nada.
Qué difícil fue empezar, qué difícil caminar, qué difícil seguir. Seguir por un sendero en el que, aparentemente, no ves un fin. Porque no debe haber un fin.
Aún lo recuerdo. Ese murmullo suave del resonar y tintineo de la caída del agua sobre las rocas, del trino de unos pájaros que, a medida que pasa el tiempo, se van acercando. Del paisaje idílico. De la naturaleza espesa, frondosa que cierras tras tu caminar.

Hoy el sol brilla. Hoy el sol luce su espléndida sonrisa. Hoy ha ganado la batalla a la luna y se quedará a celebrarlo.
A celebrar las cien mil noches que aún no ha lucido.

Hoy está siendo un día especial y yo, sin duda, lo sé.

jueves, 13 de enero de 2011


Me prometí no volver a caer
y desde entonces no lo he vuelto a hacer.

miércoles, 5 de enero de 2011


Hoy el cielo llora. Y me recuerda que no estás.
Te has ido para no volver y yo te dejé.
Te dejé, te expulsé de ese lugar tan interno de mi ser, de mi corazón. Hoy, éste se vuelve coraza. No quiere saber nada de ti: Ya lloró, ya gritó, ya mintió, ya sufrió lo suficiente, no se merece más daño.

Hoy el cielo está llorando. Y a lo lejos tú.
Lloramos de formas distintas estas tristes despedidas. Son dos: Yo te dejo, tú me dejas, dejamos atrás una larga historia de amor.
Amor. Palabra que mata y entristece. Que agudiza en el interior de muchas almas que, si pudieran, harían como dijo Platón. Que vuelen, que vuelen alto, que trasmigren y se fundan con esas ideas. Ideas de inexistencia, de pervivir y malcriadas que sólo escuchaban afirmaciones.

Hoy el cielo llora, y a lo lejos estás tú.
No me hace daño, no escucha, no siente. Sólo rechaza.
La gracia de un amor perdido, de la nostalgia de aquello que fue.

Hoy el cielo está llorando y sus gotas me recuerdan a aquel agua que una tarde tormentosa nos hizo correr a lo largo de una estrepitosa calle para refugiarnos en un soportal.

Hoy el cielo está llorando.
Pero la que llora no soy yo.

Estática


Qué bonito se ve Nueva York desde este punto de vista, desde este rincón de la ciudad.
El Empire State, glorioso, se eleva sobre los diminutos rascacielos que lo observan todo; el bullicio de los coches al pasar, la Gran Manzana rodeada de anuncios, de voces, de gente con prisa por llegar a alguna parte...
Muchos dirán que vivir en Nueva York es oír el incesante ruido proveniente de las bocinas o vivir en un mundo a contracorriente.
Para mí, sin embargo, es relajación digna de cualquier escritor. Inspiración al ver la ciudad dormida con esas luces, esos flashes que no se apagan nunca, que alguien los enciende y apaga y nunca nadie se da cuenta.
El querer ir a Central Park a correr entre su llanura y perderse, o el visitar un museo digno de una turista.
Esto es la Gran Ciudad, América. El trasiego incesante de gente que pierde los nervios, que no van a ninguna parte o no viven su propia vida.
Esto es Nueva York. Mientras unos desean desaparecer, otros viven día a día al máximo. Son los soñadores, aquellos que, sin estar en el lugar del que hablan, lo sueñan y lo viven tal y como si etsuvieran ahí.
Yo sueño, yo vivo, yo pruebo, yo lo sé.
Soy soñadora.
Esto es Nueva York, quien lo probó, lo sabe.

domingo, 2 de enero de 2011

2011 comienza

No hay nada mejor que terminar y empezar el año con ELLAS, mis mejores amigas.