sábado, 12 de febrero de 2011

S.Valentin

Llega San Valentín y, con ello, los regalos, las flores, los bombones y miles de promesas de amor eterno.
Parejas que se agrupan en las puertas de los cines, que se esconden en las cafeterías o que, sin querer, se adentran en los parques buscando respirarse.
Nada es suficiente para demostrar tanto amor.
Oigo la voz de un chico jurándole amor eterno a una chica mucho más joven que él.
No me puedo aventurar a pensar si será para siempre, pues en asuntos del corazón, nadie manda.
Resulta ridículo que llegue un día, una vez al año en el que los sentimientos florezcan y sean perpetuos.
Sin querer llegar a estropearlo, parejas que rompen, que se desquebrajan en mil pedazos. Tal vez por su egoísmo o egotismo. Tal vez por la furia o por la histeria.
El caso es que llegamos a un punto en el que sólo nos interesa demostrar nuestra pasión a esa persona que queremos en un día determinado del año.
Agasajándole con regalos, pretextos y promesas.

Las empresas comerciales emplean la excusa de este día del calendario para así poder beneficiarse de los enamorados dispuestos a gastarse el sueldo de un mes para complacer a su pareja.

Seguimos con la creencia de que existan determinados días del año para celebrar algo olvidándonos de que, en este caso, querer no está reñido con hacerlo todos los días del año, las 24 horas del día.

Porque, para querer, no importa ser feo o guapo, adinerado o pobre, joven o viejo. Para querer no hacen falta propósitos, solamente, sin vaticinar los hechos, estar dispuesto a hacerlo durante toda la vida.
Eso, más que un día significante, es estar enamorado.

Para querer no hace falta ser pareja. Podemos estar enamorados de nuestros padres, de nuestro animal de compañía, de la música... DE LA VIDA.
Hay tantas cosas para festejar el amar algo o a alguien, que no debería ser un día al año, sino todos.

1 comentario:

  1. Lo que yo digo. El día de los enamorados son todos los días =)
    Veo que le estas sacando partido a mis palabrejas. Incluso podría jurar que le estas sacando partido a mi propia imagen con aquello de "Oigo la voz de un chico jurándole amor eterno a una chica mucho más joven que él". Puede darse el caso de que oigas eso si pasas cerca de mí, pero, claro está, no solo el día de San Valentín.
    Sin animo de ultrajar el texto que, por cierto, me gusta: No entiendo muy bien el papel que juega la palabra inmiscuirse en una determinada frase del texto =D

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