martes, 9 de agosto de 2011

El tiempo pasa, maduramos y cambian las cosas

Una última cosa.

No me ha hecho falta ni media hora para darme cuenta de que es verdad, que yo ya no estoy en León, prácticamente estoy en Madrid, y desde hace meses.

También me he dado cuenta de cómo van a cambiar las cosas, todo lo que me rodea. Que lo que ahora se me antoja tan simple como ver a mi madre todos los días o estudiar en mi mesa del comedor de cristal dentro de un mes ya no va a pasar, y quién sabe si ya por siempre.

Me he dado cuenta de que aquí ya no estoy, que me he instalado mentalmente en Madrid y sólo me falta el físicamente para estar ya definitivamente allí.

Y todo esto que te estarás preguntando a cuento de qué viene es para decirte que a lo mejor has hecho bien, aunque no lo sé y eso ya no lo sabremos nunca, pero me he dado cuenta de que la vida es un renovarse continuamente… ’Renovarse o morir’. Y yo, ahora mismo, me tengo que renovar, y he de empezar desde ya

Y, por supuesto, no quiero guardarte rencor ni odiarte ni nada por el estilo porque contigo he vivido mucho al igual que todo lo que he aprendido. Pero hasta ahí ha sido recorrer nuestro camino juntos, porque ahora me has soltado la mano y esto debo vivirlo yo sola y quién sabe si encontraré a alguien, esas cosas nunca se saben hasta que no suceden, pero todo lo que pase ya será en Madrid.

Por eso no quiero ni que me borres, ni que me elimines ni que me dejes de hablar. Quiero que me cuentes cómo te va todo y llegar a ser algún día amigos, buenos amigos. Aunque sólo sea por lo que un día nos unió.

A lo mejor lo que necesitaba era eso, darme cuenta de todas estas pequeñas cosas para empezar a ser lo que yo quiero llegar a ser como persona.

Por eso, por mi parte, ya no vas a recibir nada de mí que sea intencionadamente de amor. Porque lo pasado, pasado está y dejémoslo así, como algo muy bonito que duró lo que duró y que lo recordemos así, que no tengamos ningún mal recuerdo de todo esto.

Así que no sé si debería darte las gracias por la conversación de esta noche, pero si he de hacerlo lo hago. Gracias, de verdad, gracias por todo.

Esto es una despedida. Sí, lo que querías, y no te culpo de ello. Simplemente espero que todo, todo lo que te propongas lo consigas, que encuentres a la persona adecuada que te haga traspasar la barrera de los miedos y, sobre todo, que seas muy feliz con lo que haces, con tu vida, con todo; de verdad y de corazón, créeme

Creo que ya he dicho todo lo que tenía que decir y he meditado y me he quedado ya tranquila Así que esta es mi despedida. No te culpo de ello ni a ninguno de los dos. Tampoco es un adiós (aunque sí definitivo), es un hasta siempre.

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