sábado, 28 de abril de 2012

Diario de una vida en Madrid. Excusas

Con cuántas personas me cruzo sin saber quiénes son. Los coches inquietos, las luces de los semáforos que no paran de parpadear.
¿Y si con una de estas personas estoy destinada a ser feliz, a hacerme un hueco aún mas grande en esta eterna ciudad?
Personas que tienen prisa, que la lluvia arruina sus planes y a mi me los embellece.
Otra parada de metro, pero esta vez no voy por el subsuelo. Voy pisando la tierra firme.
Calle virtudes. Las virtudes que cada persona deberia resaltar en sí misma, porque todos, aunque solo sepamos contar nuestros defectos, tenemos cientos de virtudes.
Otra vendedora ambulante que me para para que compre su periódico. "Lo siento, tengo prisa", le respondo. Para mí es solo otra de mis excusas, para ella es la excusa de siempre.
Camino por esta gran calle hacia abajo, es grande. Grande y espaciosa, no como en mi ciudad.
Adorar esta ciudad es poco, cada uno de sus movimientos, de sus bancos estáticos, de las personas que corren de un lado a otro sin saber a dónde van..adoro esta ciudad.
Aquí no tengo recuerdos pasados, solo recuerdos presentes.
Estoy llegando a mi destino pero no me quiero detener. Quiero seguir por estas calles y seguir conociendo la ciudad donde se cumplen todos mis sueños.
He conseguido poco a poco hacer esa canción mía, la que tantas veces pensé que no conseguía. Ya es mía.
Decido seguir a alguien, sus pasos, observar. En el semáforo me coloco a su lado y miro hacia otra parte.

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