jueves, 13 de mayo de 2010

L.

Pasó por delante de mi y nuestras manos se rozaron. Nadie se dió cuenta, sólo él y yo. Era increible, el tiempo se habia detenido.
Se paró enfrente de mi, y se apoyó en la barra. Me miró fijamente y me arrastró hacia él. Me besó, me besó durante unos minutos que fueron eternos, que deseé que no pasaran nunca.
Nadie se enteró.
Nos separamos, nadie nos dejaba estar juntos, pero tampoco saben lo que pasó.
Se fue, y rápidamente por las escaleras le seguí. Le llamé. Grité su nombre. Me siguió. La puerta se cerró. Me besó largamente. Un beso infinito...

No hay comentarios:

Publicar un comentario